
Aquella noche tres lunas lucían en el cielo:
la suya, la mia y la cierta.
Era la mía la que más brillaba
y la única que se reflejaba en el mar
que estaba en calma, de cristal.
Se abrian y cerraban las estrellas
dejando en las pupilas,pálido,
aquel recuerdo de otras noches iguales, separadas.
Cuanta quietud paseó por mis dudas,
cuanta serenidad, cuanta dulzura.
Sin preguntas y sin expectativas.
Algo rompió el cristal,
quizás un beso,
dos de las lunas se hicieron pedacitos,
multiplicando estrellas.
Arriba, brillando más que nunca,
se quedó la mía.
3 comentarios:
Lo prometido es deuda y aquí estoy para quedarme. Descubrí tu Luna y me guió, su luz nos hará compañía en las largas noches.
Un abrazo enorme.
Una armoniosa lunática, ideal para pasear por el fin de los tiempos.
Un saludo
No te deso peor castigo
que estés durmiendo con otro
y estés soñando conmigo.
T.Q.S.
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