
Persa es una desequilibrada combinación de Peter Pan, tibicena y animal salvaje. Sabe hacerme reir y supo hacerme llorar; se guia por su instinto animal casi tan desarrollado como el mio.
Quién aprendió de quién nunca se sabrá ni es relevante.
Pasados más de mil días desde que le recité a Gala, ha resurgido como el Ave Fénix . Ya me había devuelto el arma, pero intuyo que se dañó en mi ausencia. Volvió a Siria, volvió a mi aún no se por qué, pero sus brazos continuan siendo mi mejor cárcel y su voz la mas dulce de las canciones. Sin embargo, abierta la caja donde guardo los trazos del pasado que no deben estar sueltos porque enredan, lo que sentí por Persa se había convertido en un soplo de viento. En cambio el reencuéntro no tuvo nada que ver con lo que en alguna ocasión imaginé. No quedaba una brizna de resentimiento, sólo sorpresa y risas.
No creo en las segundas partes, no suelen ser buenas ni las quiero, pero que nadie nos quite las risas...y ten cuidado... no te dejes pegar.